sábado, 2 de octubre de 2010

DELTAMAPANE

Qué le parece amigo,  tantos días viajando que ya perdí la cuenta, parece mentira este viaje lo iniciamos hace muchos años y aún seguimos caminado.
Transcurrían la década de los sesenta, las calles de Caracas ya eran un ajetreo completo, gente venía gente iba, el que pasaba al lado del otro ni siquiera se imaginaba lo que sucedía en la vida de esa persona. Entre todo ese desorden de ciudad caminaba con rumbo a su casa Evaristo Morales. Había finalizado la faena de trabajo, sólo llevaba en su mente reunirse con su bella esposa y  sus ya creciditas tres crías. En la casa Barbará Marín esperaba a su esposo, mientras tanto los niños no dejaban de corretear por toda la casa y pedir a su madre que por favor les diera algo de dinero para comprar algunas chucherías en la casa de la Vieja Bendita que siempre les daba vuelto de más.
Al llegar Evaristo es arropado por una especie de ola gigante de abrazos y besos, a pesar de que es un hombre pobre en su casa es la persona más importante y de esta manera es recibido,  entre la marea  se las arregla para darle  a cada uno la bendición y alcanza a darle un beso a su señora. La familia está conformada por Evaristo de treinta y tres años, Barbará de treinta y dos, dos niñas que son Barbarita de siete; Fernanda de seis,  y un varón Evaristico de tres años.
Ya terminada la recepción como si fuera algo automático o como si fuera un barco de guerra, cada uno de los integrantes de la familia vuelve a sus puestos dentro de la casa, las niñas a las muñecas, la madre a la cocina y el padre reunido con su hombrecito enseñándole a utilizar las metras que en días anteriores compró a un vendedor ambulante   en la esquina siguiente al galpón del taller donde trabaja. De pronto se escucha una voz de autoridad:
-          Todos a lavarse las manos y pasen a la mesa.

No era otra que la voz de Barbará que había finalizado la cena y escrupulosamente   había dispuesto la mesa para que la familia disfrutara juntos de la comida, ya que el hombre de la casa de lunes a viernes se encontraba en su trabajo y para la cena era que se podía reunir la familia.


 Mientras comen hay silencio en la mesa, el cual es roto por el niño Evaristico que se queda mirando a su padre y le dice con una cara larga parecida a una cara de suplica:

-          Papá,  ¿por qué yo no tengo otro hermano varón?
Barbará suelta una carcajada y le dice:
-          Y de dónde sacas eso niño, es que acaso ya no te basta con tus hermanas?
A lo cual el niño contesto:
-          No mamá yo quiero tener un hermano varón y que sea menor que yo.
Evaristo no dijo nada pero mientras observaba a su familia y hacia las maniobras correspondientes a la comida fue madurando esa idea, y le agrado. Una vez finalizada la cena se comenzó lo que casi era un ritual familiar el acomodar la mesa, recoger la vajilla, limpiarla, poner todo en su lugar, luego hacerse el aseo y pasar a dormir. Una vez en la habitación Evaristo permanecía callado hasta que Barbará le preguntó a que se debía ese silencio, la repuesta fue totalmente contraria a todo lo que hubiese podido pensar en ese momento:
-          Mi amor me gusta la idea quiero hacerlo.
Barbará  confundida le pregunta:
- Pero ¿Qué quieres hacer?
Evaristo se sienta en la cama y afianzando aún más sus palabras:
-          Deberíamos tener otro niño, me gustaría tener otro varón en mi casa
Barbará se quedo sin respiración por un momento, luego suspiro y por ultimo exclamo:
-Tú estas seguro de lo que me estás diciendo
Evaristo haciéndose sentir firme le contesta:
-          Si estoy seguro.
El silencio se volvió a hacer de la habitación,  la conversación se dio por terminada. Pasaron algunos meses cuando Barbará comenzó a sentir mareos y algo de nauseas, mientras Evaristo en su trabajo estaba sentado en la silla de descanso con la tensión baja sin causa aparente, ese día llegó más temprano de los acostumbrado a la casa, fue recibido con el mismo entusiasmo pero él no saludo como habitualmente lo hacía y de inmediato todos  se dieron cuenta de la cara pálida y los ojos hundidos, fue llevado por todos a la cama donde se acostó a descansar.
            Cuando ya estuvieron dormidos los niños, los esposos en su cama inician una conversación donde Barbará le comento a Evaristo su malestar y este el de él, así llegaron a la conclusión de que debían ir al Doctor al día siguiente. Al amanecer las niñas fueron enviadas a la escuela y el niño Evaristo al hogar de cuidado. La pareja tomo rumbo al hospital donde fueron atendidos de manera rápida tal vez por sus caras largas. Cada uno a un consultorio diferente, al salir casi simultáneos  descubrieron que tenían el mismo diagnóstico,  debían hacerse exámenes médicos. Cuando finalizaron los llevaron al doctor,  quien  dijo Evaristo - No tienes nada sólo fue una baja de tensión. Mientras que Barbará hizo una pausa y les dijo:
-          Felicitaciones van a tener otro bebé.
            Que gran sorpresa casi no podían creer lo que le estaban diciendo, después de una pausa, de unos años volverían a tener otro niño en la casa, volverían los trasnochos, los pañales y todas esas cosas. Pero también los embarga una gran alegría.
            Pasan los días en una apacible y hermosa espera, los niños no pierden tiempo en sobar la barriga y decirle a su pequeño o pequeña hermana que lo esperan con muchas ansias, mientras el padre orgulloso trabaja duro preparando el mundo para ese pedacito de corazón que estaba por nacer.
            El doctor les dice que deben llevar la vida con mucha calma ya que el embarazo es de riesgo y las instrucciones son cumplidas al pie de la letra.
            La noche es caliente,  Barbará comienza a sentir una  extraña sensación ya conocida de una madre experimentada.
-Evaristo despierta es la hora.
            En un momento el hombre de la casa ya esta vestido ayuda a su mujer a ponerse algo cómodo pero a la altura de una señora, salen en busca del compadre que tiene el carro para llevarlos hasta el hospital.
            Despunta el sol y un nuevo varón ha venido a este mundo con el nombre de José, de una vez se le coloca su respectivo remoquete de cariño,  Joseito, que alegría, los niños saltan cuando llega el nuevo miembro de la familia que estuvo escondido en la barriga de Bárbara por nueve meses.   
            Ya han pasado algunos años,  Joseito en la adolescencia se vale por si solo, es un joven moreno de contextura gruesa, ojos marrones y alto, lleva una vida normal entre juegos estudios y su familia, ha decidido  ser arqueólogo y se va a la universidad con esa sola intensión.
            Comienza los primeros años de universidad, sin mayores contratiempos lo apasionan las lecturas de mundos perdidos, ciudades que existieron pero  fueron tragadas por mares o enterradas por grandes masas de lavas en tiempos remotos, sus amigos lo alborotan en su pasión haciéndole preguntas sobre lo que ha leído. Cuando está por finalizar la universidad basa   su trabajo de grado en grupos étnicos  desaparecidos e  impacta a los asistentes, entre los cuales está el Dr. Aníbal Ortijuela, quien una vez finalizada la exposición busca un momento de descuido para hablar con el brillante alumno.
-Buenas tardes José, ¿cómo estas?
-Bien profesor Ortijuela ¿Qué le ha parecido mi exposición? ¿ha sido de su agrado?
-Oh! Si,  es por eso que necesito hablar contigo.
- Y bien dígame profesor.     
- En vista de que compartimos la misma pasión por lo desconocido, quisiera que  trabajaras conmigo en la búsqueda de la ciudad perdida de Deltamapane.
- ¿Deltamapane? No he escuchado sobre  esa ciudad cuénteme los detalles.
- En este momento no es el más adecuado, me pondré en contacto contigo para hacer una reunión en mi despacho y te explicaré con lujo de detalles lo que necesites saber.
            Al llegar a casa no podía contener la alegría,  Joseito fue minucioso en contarle a su familia los detalles de su exposición del trabajo de grado y de la conversación con el profesor. Pasaron algunas semanas antes de que volviera a saber del Dr. Ortijuela.
-Buenas tardes profesor ¿Cómo está?
-Bien, muy bien, he  preparando estas semanas los documentos que quiero que veas es hora de comenzar a trabajar.
            José quedó extrañado, esperaba una exposición de motivos justificando cada uno de los puntos  escrupulosamente en una lámina o pizarrón, y se encontró con una torre de documentos unos más viejos que otros. Pero le pareció que sería de mala educación no tomarlos,  entonces decidió agarrar el monto de papeles y meterlos en su bolso en algún momento los leería, ya que el Doctor  le dejo de parecer  cuerdo. El doctor lo observo y desaprobó su acción
-No los guardes son para que los leas aquí, siéntate no te pido que los leas todo pero lee la primera pagina por favor.
            A José no le quedó otra opción que sacar los papeles y comenzó a leer, no se dio cuenta cuando se hicieron las diez de la noche, ni cuando el reloj anuncio la una de la mañana, ni que tenía varias llamadas perdidas en su móvil de varios amigos y de Bárbara preocupada, sólo cuando terminó de leer se dio cuenta que el Dr  Ortijuela dormía en una silla frente a el,  que eran las ocho de la mañana y que medio mundo lo busca como el empezaba en ese momento a buscar a deltamapane. Miro por un momento al que desde ese instante seria su maestro,  luego rodo la silla con fuerza para que el ruido lo despertara,  dejo caer algunos objetos del despacho pero el maestro dormía profundamente hasta que se venció y decidió tocarlo en el hombro, haciendo que despertara de un brinco.
-Disculpa no pensé que fueras a leer todo ese material en un solo instante
-Profesor he decidido buscar Deltamapane.
- Bienvenido hijo
Con estas palabras se cerró un trato  del que sólo una vez en la vida tomamos la decisión. Largas horas de estudio recolección de material, búsquedas de documentos en bibliotecas, solicitudes de permiso en lugares de acervo histórico para  buscar indicios, ya José casi no iba a clases en la universidad, el día de la graduación llegó tarde al acto con ropa de trabajo, su familia y amigos estaba preocupado por él,  nadie se explicaba que le pasaba.
            Un día Bárbara y Evaristo lo esperaron hasta que llego a casa mas allá de las tres de la mañana, Bárbara con el equilibrio que identifica a las madres lo miro con sus ojos quebrados por el desvelo y le dijo:
-hijo queremos saber que te sucede ¿Qué estas buscando?
- Padre, madre estoy buscando Deltamapanhe.
Evaristo alarmado le pregunta
-¿y qué carajo es eso hijo? Que no te  deja dormir, ¿acaso has visto tu cara? Tienes más de un mes que no te rasuras
- Disculpen en verdad me he descuidado en mi apariencia externa pero internamente me siento lleno de ímpetu y con ganas de trabajar para conseguir ese mundo perdido que es la ciudad de Deltamapane.
Las facciones de la cara de su hijo fueron estudiadas profundamente por Bárbara y le dijo.
-hijo te poyo
Mientras Evaristo con cara de asombro le dijo:
-mujer estás loca como lo vas a apoyar en algo que lo está degradando de esta manera.
Y viendo a José:
-Joseito hijo,  deja eso y busca un trabajo de profesor en la universidad eso será más descansado y tranquilo para ti.
-Padre no es lo que quiero, yo deseo buscar esta ciudad.
Evaristo  guardo silencio un  rato y con voz más de queja que de otra cosa
-está bien pero luego no digas que no te advertí.
Ya todos contentos con el acuerdo,  José abrazo a sus padres los besos y se fue  a dormir, ya a las cinco y media de la mañana con una taza de café de desayuno se encontraba trabajando, analizando cada documento con minucioso detalle. A las ocho de la mañana llego el doctor.
-Buen día doctor ¿Cómo amanece?
-Bien José, no me equivoque contigo eres un trabajador incansable.
Ya ha pasado un año desde que comenzó el arduo trabajo,  cuando un día José salto de su asiento.
-¡Profesor!
- ¿Qué pasa hijo?
-Lo tengo,  observé este documento del siglo pasado, en donde un sabio habla de un mapa que se encuentra en lenguaje recóndito  dentro de los documentos del ayuntamiento.
            El profesor pasó  un momento analizando y se da cuenta de que su pupilo tiene razón, toman  sus chaquetas y se dirigen al ayuntamiento, donde deben hablar con el alcalde para que les permita revisar los papeles que requieren, son acompañados por un funcionario que los observa desde una esquina con una larga cara de interrogación que reflejaba su curiosidad por el afán de aquellos dos.
            Se dieron las cinco de la tarde y era menester cerrar los archivos, solicitaron una hora más, tomaron algunas notas y en lo que el grandulón  fue a tomar café arrancaron varias hojas. Una vez en el despacho unieron las hojas y sus ojos no podían creer lo que veían los espacios entre las frases y entre las letras distaban un mapa perfecto de la ubicación de lo que en algún momento fue Deltamapane, la emoción no se hizo esperar se abrazaron lloraron rieron, pero era necesario ocultar los resultados hasta cumplida la expedición.
            En un mes la expedición estuvo lista debían volar hasta el Amazonas, donde debían realizar una larga travesía en sitios inhóspitos donde ni siquiera llegaría la luz del sol debido a los grandes árboles.
José se despidió de su familia explicándole que estaría algunos meses en medio de la selva y que se comunicaría con ellos cada vez que pudiera aunque no todos estaban de acuerdo Bárbara le dio un gran beso y le dijo
-Tendrás éxito en lo que vas hacer porque eres el mejor.
En un vuelo que duro aproximadamente tres horas, se encontraron inmersos  en una pista de  tierra rodeados de un grupo de indígenas que les hablaban en su lengua,  que ellos no entendían, se abrió paso entre las personas el traductor de la tribu y con la desconfianza de ver gente nueva les hizo la pregunta que parecía más adecuada en ese momento:
-Si vienen en busca de oro ya no hay
A lo cual el doctor le contesto con una sonrisa
-No venimos a buscar sus riquezas, venimos a explorar y queremos saber si algunos de ustedes pueden trabajar para nosotros
-y ¿Qué será lo que quieren de estas tierras? Aquí no se les ha perdido nada.
José no pudo más y le dijo
-Venimos a buscar Deltamapane
El traductor se sorprendió, los otros indígenas que hablaban entre ellos hicieron un silencio profundo y los exploradores sintieron como si hubiesen hecho estallar una bomba.
El traductor le dijo
-Usted está seguro de lo que acaba de decir joven
-Si lo estoy              
-Entonces es necesario que ustedes vengan a nuestra comunidad para hablar al respecto 
            Una vez en la choza de la tribu,  se sentaron alrededor de una gran hoguera, donde  en las noches se reunían para compartir las experiencias del día, llegó un anciano el cual no era conocido para los extranjeros, los demás integrantes de la tribu se levantaron en señal de respeto y este se sentó, comenzó a hablar sin hacer pausa todos le prestaban atención mientras José y el profesor no lograban asociar ninguna palabra con idioma alguno conocido por ellos. Después de dos horas de escuchar el largo discurso se levanto el anciano y se fue.
            De inmediato el traductor les dijo a los exploradores
-El chaman ha dicho que son hombres muy valientes pero que lo que buscan no es fácil de encontrar, que esa ciudad no sucumbió sino que por el contrario, ascendió.
José pregunto
- ¿Ascendió? ¿A dónde? Y ¿Cómo?
            Acto seguido del traductor comenzó la historia tal como la había contado el Chaman en su lengua natal, hace aproximadamente un siglo, caminaban por estas mismas tierra una tribu cuyos integrantes parecían de varias razas, ellos no cazaban, no pescaban, no usaban armas, solamente caminaban entre los arbustos, las otras tribus comenzaron a sentir curiosidad por saber la forma en que se alimentaban estos. Algunos se pusieron de acuerdo y comenzaron a espiarlos viendo algo asombroso, dicen que se despertaban y se reunían antes de salir el sol alrededor de un samán gigante en donde todos tomados de la mano hacían cantos, este ritual duraba aproximadamente dos horas cuando ya tenían hora y algo cantando, del árbol comenzaba a emanar un olor parecido a un gran campo de flores y caían pequeñas flores al piso, los asistentes al ritual respiraban muy fuerte ese aire como intentando llenar sus pulmones y su ser,  una vez finalizado el rito comían las flores.
            Luego cada cual pasaba a su faena dentro de la tribu que no era más que las mujeres atender a los niños y los hombres buscar agua y arreglar sus refugios ya que eran chozas separadas pero muy bellas en su apariencia, al final del día antes de anochecer se reunían alrededor del árbol y se repetía el ritual. Dicen que cierto día se sintieron amenazados por el resto de las tribus empezaron a orar muy fuerte y se levanto todo el lugar subiendo a la montaña sin cima.
            El profesor pregunto
-¿La montaña sin cima? ¿Qué es eso?
El Traductor le contesto
-          Así llamamos aquí a una montaña a la cual no hay hombre alguno que conozca la cima, todos lo que la han querido explorar no han regresado nunca.
José con una voz decidida intervino:
-Si allí esta Deltamapane, la encontraremos.
            Pasaron varios días luego de ese episodio, ninguno de los integrantes de la tribu quería ir a la expedición, por lo que tuvieron que comprar varios animales cargarlos con enseres y un muchacho de la tribu les dijo que los llevaría hasta las faldas de la montaña sin cima.
            En el diario se anota meticulosamente cada una de las cosas que se lleva y además “Hoy, 04de Marzo de 1.980 comenzaremos la expedición  Dr. Aníbal Ortijuela y su alumno José Morales Marín”
            Transcurría el tercer día de caminata,  los animales conformados por tres mulas y dos caballos iban con dificultad por la selva. Desde hace un día y medio no habían visto luz del sol y sólo sabían la hora por los relojes, pero seguían avanzado con mucho entusiasmo se iban anotando todos los suceso en las paradas de descanso, se documentaba todo lo que ocurría, se establecían marcas en el camino para el regreso, se preguntaba mucho al muchacho de la tribu tratando de absorber la mayor cantidad de conocimientos posibles acerca de la selva en preparación para la expedición solitaria que les esperaba.
            Después de dos semanas se levanta frente a ellos una montaña gigante que al subir la vista solo era tapada por las nubes, de inmediato sacaron los apuntes de la biblioteca y los mapas a fin de comparar reconocieron el sitio en el mapa criptado, pero para su sorpresa aquel monumento no aparecía en los mapas regionales. El guía reclamo su paga y se retiro  sin más equipaje que su lanza.
José vio al Dr. Y le dijo con un suspiro:
-Bueno hemos llegado al comienzo de nuestra aventura descansemos hoy porque mañana comenzaremos un largo ascenso a la montaña sin cima.
            Los primeros rayos del sol despiertan a los dos expedicionarios los cuales se sienten apenados el uno con el otro porque no hicieron guardia durante la noche, se arriesgaron a la muerte en las fauces de cualquier animal feroz, cuando miraron a su alrededor coincidieron en que  no era el mismo o por lo menos eso les parecía, sin reparar más en ello iniciaron el ascenso Deltamapane estaba muy arriba y necesitaban cada minuto.
            Empezaron a rodear la montaña buscando un camino que les permitiera continuar con las bestias, al fin después de dos días de camino alrededor de la falda,  lo encontraron, cuando iniciaron el ascenso una mula resbalo cayendo en un hueco poco profundo pero sin poder continuar debieron sacrificarla y distribuir la carga en las otras.
            El camino era escarpado, poco a poco se hacía más en desfiladero los animales se asustaban muy seguido debido a la dificultad del camino, sin darse cuenta caminaron durante un mes sin hacer anotaciones sólo se levantaban y caminaban en realidad esa montaña debía ser algo de otro mundo porque no se veía la cima solo nubes y más nubes. Un día al amanecer el doctor interpelo a su pupilo.
- Hijo  ¿qué estamos haciendo?, ¿hacia dónde vamos? ¿qué mundo extraño es este?  Tenemos treinta días subiendo una montaña en la que el camino nunca termina, somos hombres de ciencia y sabemos que por la cantidad de días y los kilómetros que hemos caminado si estuviéramos en ascenso real no pudiéramos casi ni respirar por la altura, sentémonos a pensar.
            Después de un largo rato meditando el doctor rompe el silencio:
-¿Qué piensas José? ¿Estaremos en el camino correcto? ¿Hacia dónde vamos?
 José respondió a su interrogante con la siguiente expresión:
-No sé en qué camino estamos,  sólo sé que vengo por Deltamapane si me quiere acompañar continuemos sino puede ir por el camino que ya conoce.
El doctor lo vio y le dijo
-Tengo miedo, quiero regresar pero yo fui el que te traje hasta aquí y no me siento moralmente bien dejándote solo.
- No se preocupe doctor nadie sabrá de esto, esto se ha vuelto mi lucha y continuaré hasta lograr la victoria.
            Para el otro día en la mañana se despedían efusivamente los dos hombres tomando caminos diferentes el profesor el camino ya andado  y el muchacho continuaba su ascenso en un camino el cual no veía final.
           Luego de quince días más de avance José se encontró con una gran serpiente guindada de un árbol el paso era obligatorio por allí, era amenazante aquel animal no reconocía la raza, la detallo observando su negro cuero, muy gruesa, de grandes colmillos y no se veía nada amigable, tardó tres horas en ingeniar una estrategia para pasar, recordó que cuando era niño Barbará hacia que su perro Beethoven entrara a casa aventándole pedazos de carne, pero era difícil conocer si en realidad a la culebra le llamaría la atención un pedazo de carne salada y además le iba a hacer falta más tarde, pero igual probó le tiro la carne y la serpiente no se movió. Luego intento con piedras las cuales no le hacían nada, hasta que ella se cansó de estar en el árbol y se fue bajando hasta perderse en la maleza, José paso rápido con sus animales recogió la carne y continúo.
            Cuando llegaban las noches prepara un lugar de descansó alto para evitar los animales,  se alimentaba, les colocaba pasto y agua a las bestias por suerte los pasos de agua eran bastante comunes.
            José se dio cuenta que llevaba tres meses en ese viaje y que en todo ese tiempo no había hablado con nadie, ni con el mismo,  entonces pensó que no era sano eso, recordó a su familia y le dio nostalgia, recordó también lo que le decía su hermano Evaristico cuanto te sientas solo habla con Dios,  él siempre nos acompaña.
            Desde ese día era común que fuera por el camino hablando, cantando sonriendo, aprendió a conocer algunas plantas dejo de comer carne salada y comenzó a comer frutos ya las bestias no eran las que cargaban sus cosas, sino que pasaron a ser sus fieles amigas de viaje, solo le quedaba su ropa dos cuadernos donde escribía y sus lápices, el resto ya se había acabado seis meses atrás, internado en una montaña y sin las más mínima esperanza de ser encontrado por otro ser humano, pero su fe en lo que hacía no lo dejaba desfallecer ni un momento y menos ahora que había conseguido a su amigo Dios, sus compañeros las bestias, su abrigo la vegetación y lo más importante sus paz espiritual, a pesar de que no sabía nada de su familia su recuerdo era tan vivo como si todas las mañanas los saludara, era una emoción de cada día  pedir a Dios que los cuidara y sentir que Dios le traía el aroma de su familia .
            Se acabaron los cuadernos y los lápices ya la experiencia diaria queda anotada  en la mente, según la última cuenta lleva un año y ocho meses caminando no está seguro si ha ascendido o descendido,  lo cierto es que se ha sentido cada día más libre,  solo le queda un pantalón,  los zapatos ya no le hacen falta,  aprendió que las frutas son más sabrosas del árbol que de la lata, que el hacer fuego no es difícil, que algunos animales se sacrifican para alimentarnos. Hay momentos que se queda viendo a las mulas o a los caballo y ya ellos le siguen el juego saben que si le pelan los dientes el se ríe a carcajadas en realidad son sus amigos, Dios siempre está allí,  no habla pero obra en cada unos de sus días, no ha llegado aún a la cima pero el viaje se ha vuelto más y más interesante.
            Han pasado ya tres años según la última cuenta de José al amanecer siente la presencia de otras personas alrededor de él, abre los ojos con precaución y allí está Evaristo Morales su padre, José del susto cae de su aposento y le pregunta
- ¿Qué haces aquí?  ¿Cómo llegaste? es imposible  ahora si me estoy volviendo loco.
-No hijo no te has vuelto loco he venido a decirte que es Deltamapane.
            Siéntate y relájate Deltamapane en lenguaje de los indios quiere decir tierra de los muertos, desde que naciste sabia que ibas a ser especial y tu terquedad te llevaría a terrenos inimaginables.
José asombrado siguió a su padre, mientras iba detrás de él, se asombro como venían todos los recuerdos de su vida a su mente pero de una manera diferente, con más nitidez casi los podía tocar o sentir el momento, llegaron a la cima de la montaña con ellos habían muchas otras personas, hijo bienvenido a Deltamapane, el gran samán estaba brotado de flores el aroma en el ambiente, parecía que hubiesen descargado miles y miles y miles de flores en ese lugar, un roció que se pegaba a su cuerpo con gotas que parecían perfumadas las personas reían sus vestimentas eran muy blancas y radiantes, pasearon por todo aquel sitio detallando cada una de las cosas que allí había las persona, las chozas, habían muchos sitios donde había gente reunida, niños que jugaban, amos que limpiaban a sus animales, era tanto el asombro de José que no reparaba mucho en hablar con Evaristo, en todos estos años había desarrollado el gusto por observar. Cuando ya había saciado su sed de observar volvió la mirada a su padre.
-He observado todo esto y me parece maravilloso pero aún no comprendo cómo has llegado hasta aquí y cómo vamos hacer para regresar y dar conocimiento de este gran descubrimiento.
            Su padre lo observó por un largo rato y comenzó a hablar, Deltamapane se encontraba antes entre los seres humanos cerca de la tribu que conociste, pero a causa de que a los hombres nos es difícil vivir en paz, dios decidió sacarla de allí y traerla a las montañas sin cima. Este es el lugar donde vienes a hacer un fuerte trabajo espiritual para darte cuenta de las cosas que abandonaste en la constante carrera por un mejor automóvil, observando más la forma de vestir de la gente que el brillo que provenía de sus ojos, sacar la contaminación del humo de los carros y reemplazar ese ambiente que nos quema por dentro, por el olor de la naturaleza.
-y como llegaste aquí padre
-Cuando marchaste al no saber de ti por más de diez años comencé a pedir a Dios todos los días que me llevara a Deltamapane para poder buscarte y regresarte a casa, todos estábamos muy tristes.
            Mientras más pedía ir a esta ciudad me fui sintiendo más enfermo hasta que un día sentí un fuerte dolor en mi pecho, que termino en un alivio profundo y me sentí volar, cuando abrí los ojos te vi allí en tu largo andar y te acompañe por muchos caminos, pasamos muchos trechos juntos, hasta hoy que fuiste llamado a conocer esta hermosa ciudad.
            Atónito José no entendía lo que sucedía sintió un fuerte mareo y de pronto se encontraban parados frente al cuerpo sin vida de Joseito, la impresión fue una liga de tristeza con lastima, con dolor profundo. Cuando observo su cuerpo tan flaco las costillas se notaban por encima del cuero, la barba y el cabello tapaban completamente su cara, las canas lo arropaban a pesar de que solo contaba con treinta y tres años para el día de su muerte parecía que tenía setenta. Lloro y le pregunto a Evaristo
-¿Cuánto tiempo llevas acompañándome?
-Cinco años hijo. Y aún nos falta otro largo camino para reunirnos con el resto de nuestros familiares que ya pasaron por Deltamapane y están en Alfamapane.
            José le dijo a su padre
-Qué le parece amigo tantos días viajando que ya perdí la cuenta, parece mentira este viaje lo iniciamos hace muchos años y aún seguimos caminado.

1 comentario:

  1. ME GUSTÓ EL CUENTO, HACE VIAJAR A CADA RINCÓN DESCRITO, DANDO PASO A LA IMAGINACIÓN. SE MEZCLAN UNA SERIE DE SENTIMIENTOS ENTRE ALEGRIAS Y TRISTEZA!!

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