Daniel
Pardo
BBC
Mundo, Puerto Ayacucho
De Puerto
Samariapo, en Venezuela, salen barriles de gasolina constantemente.
Todos los
días, a las seis de la tarde, la Guardia Nacional venezolana cierra las
carreteras que permiten el acceso a dos de los puertos que sirven a las
comunidades del estado de Amazonas. Es parte de su rutina.
Desde esa
hora, y durante toda la noche, se vende una gran porción de la gasolina que
llega a esa región a contrabandistas colombianos que la comercializan en su
país, al otro lado del río Orinoco, por 60 veces el precio, según diversos
testimonios recogidos por BBC Mundo en la zona.
Aunque la
complicidad de la Guardia Nacional no es posible de ver -por la oscuridad, por
la selva, por el cierre de la zona- para los locales es un hecho. Es parte de
su rutina.
La
gasolina en Venezuela, que es subsidiada por el Estado, es más barata que el
agua: un galón cuesta aproximadamente US$0,05 (US$0,015 por litro). En
Colombia, donde refinarla es particularmente caro, vale más de US$4.
Estudios
de la Dirección de Impuestos y Aduanas de Colombia (DIAN) estiman que 30
millones de galones (113 millones de litros) pasan al mes desde el país con
mayores reservas de petróleo en el mundo hacia Colombia, donde el combustible
es costoso y las ventas de automóviles están disparadas.
"Eso
equivale a unos US$60 millones al mes", dice el director de la DIAN, Juan
Ricardo Ortega. "Es un negocio comparable al narcotráfico", opina.
Locales
dicen que es imposible que las comunidades necesiten todo el combustible que se
carga en Samariapo.
Y si bien
la mayoría -que transita en barriles, tambores o botellas- pasa por la parte
norte de la frontera, en el sur también se contrabandea como "Pedro por su
casa", tal como afirma Miguel, un comerciante con 30 años de experiencia
en los meandros del Orinoco.
De Venezuela…
El
Orinoco es el tercer río más caudaloso del mundo, navegable en casi su
totalidad y uno de los más importantes de Sudamérica. Su cuenca tiene una superficie
de poco menos de 1.000.000 km², de los cuales 65% está en Venezuela y 35% en
Colombia.
El
combustible que llega a Amazonas viene por el Orinoco del centro del país y es
repartido en las diferentes estaciones de gasolinas de Petróleos de Venezuela
S.A. (Pdvsa), la empresa de petróleo del Estado venezolano.
A unos 70
kilómetros al sur de Puerto Ayacucho, la capital del estado de Amazonas, están
los dos puertos -Puerto Nuevo y Puerto Samariapo- que sirven de trampolín para
miles de indígenas que viven en la zona del Alto Orinoco.
La
estación de Pdvsa más cercana a los puertos, que es la única de la zona, está a
100 metros de ellos, en plena carretera. Hay diferentes filas para los autos,
los camiones y las motocicletas. Todas están llenas, en cada una hay que
esperar.
Los
puertos están custodiados por la Guardia Nacional, que revisa la identificación
de todos los que entran.
Miguel
solía trasportar turistas por la selva, pero en los últimos años, que el
turismo en la región se ha reducido y tiene su barco quieto, ha usado el cupo
que le da el Estado para comprar gasolina para vender el combustible a
colombianos en Samariapo.
"Es
muy fácil hacerlo", le dice a BBC Mundo. "Solo facturo mi cupo en la
bomba y la llevo al puerto, donde los colombianos se pelean por
comprarla".
En
efecto, en el puerto casi todo lo que se ve es gasolina. "Ninguna
comunidad necesita todo ese combustible", dice Miguel, quien al mirar una
fila de cuatro camiones cargados de gasolina, remata: "Todo eso va para
Colombia, sin duda".
Solo un
camión puede cargar a la vez en Samariapo, donde se oye música llanera, hay un
par de tiendas que venden productos y alimentos básicos y se ven algunas
familias de indígenas esperando transporte para sus casas.
El puerto
está rigurosamente custodiado por soldados de la Guardia Nacional, que revisan
cada barco que sale. No se puede tomar fotos, tampoco preguntar qué va para
dónde. En su recorrido por la zona, este corresponsal vio su pasaporte revisado
13 veces por soldados de la Guardia.
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